Tuesday, September 27, 2022

Ellas en "Los tres mosqueteros"


El 14 de marzo de 1844 apareció en el diario Le Siécle de Paris, la primera entrega de la
novela de Alexandre Dumas Los tres mosqueteros. Tuvo un éxito inmediato y se convirtió después en la tal vez más famosa novela de su autor.

El protagonista es el cadete de mosqueteros D’Artagnan, así como también sus amigos, los mosqueteros del rey Athos, Porthos y Aramis. El antagonista es el cardenal Mazarino. Pero ellos no están solos, y son varias las mujeres que tienen un papel importante y decisivo en la historia.

 

La Reina Ana de Austria
Esposa del rey Luis XIII. El rey, misógino como es, no confía en ella y el cardenal Richelieu la detesta profundamente. Tiene una vida infeliz y se enamora del duque de Buckingham.

En aquel momento, un puerta oculta en la tapicería se abrió y apareció una mujer. Buckingham vio aquella aparición en el cristal; lanzó un grito, ¡era la reina!
Ana de Austria tenía entonces veintiséis o veintisiete años, es decir, se encontraba en todo el esplendor de su belleza.
Su caminar era el de una reina o de una diosa; sus ojos, que despedían reflejos de esmeralda, eran perfectamente bellos, y al mismo tiempo llenos de dulzura y de majestad.
Milady de Winter
Misteriosa, inteligente, hermosa, peligrosa, es agente del cardenal Richelieu. Adversaria número uno de D’Artagnan y arquetipo de la mujer fatal (fue en el pasado la esposa de Athos).

Por lo demás, al cabo de media hora de conversación, D’Artagnan estaba convencido de que Milady era compatriota suya: hablaba francés con una pureza y una elegancia que no dejaban duda alguna al respecto.
D Artagnan se deshizo en palabras galantes y en protestas de afecto. A todas las sandeces que se le escaparon a nuestro gascón, Milady sonrió con benevolencia. Llegó la hora de retirarse. D’Artagnan se despidió de Milady y salió del salón como el más feliz de los hombres.



Constance Bonacieux
Constance es la esposa del señor Bonacieux, el casero de D’Artagnan. Es costurera de la reina Ana y le es absolutamente fiel. D’Artagnan se enamora de ella.

Pensaba en la señora Bonacieux. Para un aprendiz de mosquetero, la joven era casi una idealidad amorosa. Bonita, misteriosa, iniciada en casi todos los secretos de la corte, que reflejaban tanta encantadora gravedad sobre sus rasgos graciosos, era sospechosa de no ser insensible, lo cual es un atractivo irresistible para los amantes novicios; además, D’Artagnan la había liberado de manos de aquellos demonios que querían registrarla y maltratarla, y este importante servicio había establecido entre ella y él uno de esos sentimientos de gratitud que fácilmente adoptan un carácter más tierno.

 
Ketty
Es la doncella de Milady de Winter, después lo es de madame de Chevreuse. Se enamora de D’Artagnan.

¡Oh, señor, exclamó Ketty, sería totalmente adicta, estad seguro de ello, a la persona que me dé los medios para dejar París!
Entonces dijo Aramis , todo está arreglado.
Se sentó a la mesa y escribió unas letras, que luego selló con un anillo, y le dio el billete a Ketty.
Ahora, hija mía dijo D’Artagnan, ya sabes que aquí tan insegura estás tú como nosotros. Separémonos. Ya volveremos a encontrarnos en tiempos mejores.
En el tiempo en que nos encontremos, y en el lugar que sea dijo Ketty , me volveréis a encontrar tan amante como lo soy ahora de vos.


 


Madame de Chevreuse
La duquesa Marie de Chevreuse es una amiga íntima de la reina Ana y amante secreta de Aramis.

Una de las grandes causas de esa prevención era sobre todo la amistad de Ana de Austria con la señora de Chevreuse.
Estas dos mujeres le inquietaban más que las guerras con España, las complicaciones con Inglaterra y la penuria de las finanzas. A sus ojos y en su pensamiento, la señora de Chevreuse servía a la reina no sólo en sus intrigas políticas, sino, cosa que le atormentaba más aún, en sus intrigas amorosas.

 

 
Madame de Coquenard
Es la madura esposa de un procurador y amante secreta de Porthos, quién en realidad tiene un especial interés en el dinero del señor Coquenard.

Porthos salió tras haber dado cita a la procuradora en el claustro Saint Maglorie. La procuradora, al ver que Porthos se iba, lo invitó a cenar, invitación que el mosquetero rehusó con aire lleno de majestad.
La señora Coquenard se dirigió toda temblorosa al claustro Saint-Maglorie, porque adivinaba los reproches que allí le esperaban; pero estaba fascinada por las grandes maneras de Porthos.
Todas las imprecaciones y reproches que un hombre herido en su amor propio puede dejar caer sobre la cabeza de una mujer, Porthos las dejó caer sobre la cabeza inclinada de la procuradora.


 
Es interesante la relación que tienen los personajes de la novela con las mujeres. Todos tienen amores extramaritales, a excepción de Athos (quién sufre en su conciencia el ser el cruel y despiadado asesino de su esposa).
La única que no es casada es la mujer más humilde, Ketty, una doncella que se enamora de D’Artagnan pero no es correspondida, en realidad es solo una doncella, en un nivel social inferior al de los protagonistas.
Como se puede ver, el adulterio es el común denominador en las relaciones entre hombres y mujeres en esta novela, pero la verdad sea dicha, cuando leí la novela a los 15 años, ni siquiera pensé en ese detalle…




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