Thursday, February 9, 2023

Maria Magdalena

Giovanni Battista Tiepolo, María Magdalena
María Magdalena es un personaje bíblico, una mujer judía que, según los evangelios viajó con Jesús como seguidora y fue testigo de su muerte, sepultura y resurrección.
Tal vez su nombre le haya sido dado debido a la necesidad de diferenciarla de otras Marías, asignándole una no comprobable procedencia del pueblo de Magdala, a orillas del Mar de Galilea.

El Evangelio de San Lucas da detalles acerca de María, referentes a que había sido librada de siete demonios (o enfermedades, las que se asociaban a espíritus malignos), y dice que formaba parte del grupo que acompañaba a los apóstoles junto con Juana y Susana.

¿Luini? ¿Solano?, María Magdalena




Después de esto, Jesús andaba por todas las ciudades y aldeas, y allí proclamaba y anunciaba las buenas noticias del reino de Dios. Lo acompañaban los doce,
y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían sido expulsados siete demonios;
Juana, la mujer de Chuza, el intendente de Herodes; Susana, y muchas otras que los atendían con sus propios recursos.
(Lucas 8:1-13)

El Evangelio de Marcos también lo dice, pero en un texto agregado en el siglo II, posiblemente tomado de Lucas.


Jean Jacques Henner, María Magdalena
Se cree que María era una mujer con medios económicos, de manera que podía proveer de recursos al grupo. Dado que siempre se la nombra en primer lugar, se cree que María pudo tener, entre las mujeres, el mismo rango que Pedro entre los discípulos.

Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
(Lucas 24:10)

En el año 591, el papa Gregorio I predicó una homilía en la qué, sin respaldo alguno, identificó a María Magdalena con la mujer pecadora que puso bálsamo en los pies de Jesús en Lucas 7:36-50 y la calificó de pecadora en el sentido sexual, es decir como una prostituta, aclarando sí que su acto final fue de penitencia.
De ahí en adelante el estigma de mujer de prostituta arrepentida se asoció permanentemente a María Magdalena, en la Iglesia Católica Romana.
Avanzado el tiempo y ya convertida en santa, María Magdalena se convirtió en patrona y protectora de las "mujeres extraviadas".
Las iglesias ortodoxas orientales, por el contrario, siempre han considerado a María Magdalena como una mujer virtuosa de toda la vida y nunca la ha tenido por penitente. María es una de las miróforas (las mujeres que llevaron mirra al sepulcro de Jesús sin saber que había resucitado) y una entre iguales entre los apóstoles.

Frederick Sandys, María Magdalena
Y como pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron ungüentos aromáticos, para venir a ungirle.
(Marcos 16:1)

Aun cuando el Vaticano admitió que su antigua enseñanza de María Magdalena como una prostituta arrepentida estaba equivocada y era errónea, en la cultura popular nunca se ha borrado esa imagen, y ha sido retratada como un prostituta en casi todas partes, por ejemplo en La última tentación de Jesucristo de Nikos Kazantzakis y en Jesucristo Superstar de Andrew Lloyd Webber.

En la película María Magdalena (2018) se busca liberar al personaje del estigma de prostituta arrepentida y niega fuertemente la idea de María como esposa de Jesús, entregando en cambio una imagen fuertemente feminista de discípula cercana e inteligente. Pero luchar contra milenios de difamación es casi imposible y al parecer el papa Gregorio le dio a María Magdalena, injustamente, un condena perpetua.

Monday, February 6, 2023

Biblioteca

 

Una biblioteca es, básicamente, el lugar donde se guardan libros. Las bibliotecas existen desde hace 4 mil años, es decir, desde la invención de la escritura y del libro.

Visión artística de la Biblioteca de Alejandría


 

 

 

Pilatos enrolló el pergamino y con un gesto brusco se lo dio a Leví. —Toma —dijo, y después de un silencio añadió—: Veo que eres un hombre letrado y no tienes por qué andar solo, vestido como un mendigo, sin casa. En Cesarea tengo una gran biblioteca, soy muy rico y quiero que trabajes para mí. Tu trabajo sería examinar y guardar los papiros y tendrías suficiente para comer y vestir.
(Mijail Bulgakov, El maestro y Margarita)

 

                                        

  
                         Carl Spitzweg, The Bookworm
 

                                            Rudolf von Alt, Biblioteca del palacio Lanckoroski

El primero, a la derecha, era el pórtico de Octavia, que mandó construir Augusto en honor de su hermana; en el espacio señalado por las columnas corintias estaba depositada la mitad de la producción de los talleres de los escultores Praxiteles y Dionisio, además de algunas de las más finas antigüedades que un coleccionista civilizado hubiese podido robar, incluidas una Venus y un Cupido de Praxiteles. También albergaba los templos de Júpiter y de Juno, y varias escuelas. Este pórtico presumía además de tener una biblioteca pública soberbiamente dotada.
(Lindsey Davis, La carrera del honor)

 


                                                 John Arthur Lomax, En la biblioteca

Conocen el arte de la imprenta, como los chinos, desde tiempo inmemorial; pero sus bibliotecas no son muy grandes. La del rey, considerada como la mayor, no excede de mil volúmenes, colocados en una galería de doce mil pies de longitud, de la cual yo tenía licencia para sacar los libros que deseara.
(Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver)

 


 

 

 

—Sin embargo, empezaré hoy, antes de que los monjes sepan que me habéis confiado esta investigación. Además, una de las razones de peso que yo tenía para venir aquí era el gran deseo de conocer vuestra biblioteca, famosa en todas las abadías de la cristiandad.
(Umberto Eco, El nombre de la rosa)

 

 

 

 

Elizabeth Shippen Green, La biblioteca

                                                         Kopilka Vladiola, La biblioteca

 -Usted nos dio mucho que hacer, señor Stendahl. Consta en nuestros registros.Hace veinte años. En la Tierra. Usted y su biblioteca.
-Sí, yo y mi biblioteca. Y unos pocos más como yo. Oh, ya nadie se acordaba de Poe, de Oz y de los otros. Pero yo tenía mi pequeño refugio.
(Ray Bradbury, Crónicas Marcianas)


 

 Era una biblioteca. Altas estanterías de palisandro negro, con adornos de cobre, soportaban en sus largos anaqueles gran número de libros encuadernados en forma uniforme. Seguían el contorno de la sala y terminaban en la parte inferior en amplios divanes, acolchados, de cuero color pardo, que ofrecían las más cómodas curvas para el reposo del cuerpo. Livianos pupitres móviles que podían acercarse o alejarse a voluntad, permitían apoyar en ellos el libro durante la lectura.

(Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino)
 
                             
Louis Edouard Mentha                                                                      Doncella leyendo en la biblioteca

  

                                         Harriet Backer, La biblioteca de Thorvald Boeck

Lo más notable del regio edificio era su biblioteca, amplia y cuadrada habitación, en una de las torres rectangulares, situadas en los cuatro ángulos del castillo. Entre un suelo de mosaico y un techo pintado al fresco, alineábanse los estantes, conteniendo unos 900 volúmenes de pergamino manuscrito, que merecían calificarse de compendio de la sabiduría humana.
Este aposento era el favorito del hijo menor del gran Gian Galeazzo, de Filippo María, conde de Pavía.
(Rafael Sabatini, Bellarión)

 

                                                           Paul Brown, Biblioteca

El estadista se hallaba, sentado, en una espaciosa biblioteca que había sido salón de banquetes en el viejo castillo de Ravenswood, como podía deducirse claramente de la insignia heráldica que aún figuraba en el techo artesonado con madera española de castaño, y de vidrieras policromadas, a través de las cuales pasaba una luz deslumbradora que venía a caer sobre las largas estanterías abarrotadas de comentaristas legales y de historiadores monásticos.(Walter Scott, La novia de Lamermoor)
 

 

 

PRÓSPERO.- Por divina voluntad. Llevábamos
algo de comida y un poco de agua dulce
que nos dio por caridad Gonzalo,
un noble de Nápoles encargado del proyecto,
y también ricos trajes, ropa blanca,
telas y efectos varios que nos han
servido mucho. En su bondad, sabiendo
cuánto amaba yo mis libros, me surtió
de volúmenes de mi propia biblioteca
que yo estimaba en más que mi ducado.

(William Shakespeare, La Tempestad) 
 
George Reimer, En la biblioteca

                                                                                           

 

 

Todo mi proyecto; mis treinta mil hombres con sus esposas e hijos, se dedican a la preparación de un Enciclopedia Galáctica. No la terminarán durante su vida. Yo ni siquiera viviré para ver cómo la empiezan. Pero cuando Trántor caiga, estará concluida y habrá ejemplares en todas las bibliotecas importantes de la Galaxia.
(Isaac Asimov, Fundación)